Dama Eterna Admin
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| Tema: Vo Wacune: Descrpcion. Sáb Feb 23, 2008 2:18 pm | |
| Vo Wacune ya no existe. Han pasado veincuatro siglos dese la destrucción de la ciudad y los oscuros extensos bosques del norte de Arendia cubren las ruinas. Las paredes se han derrumbado y yacen enterradas en el musgo y en los húmedos helechos marrones que cubren el suelo del bosque. Sólo los restos desmoronados de las otrora majestuosas torres señalan el sitio donde se había levantado Vo Wacune entre los árboles y la hierba. En el final del inviernos la nieve derretida cubre las ruinas envueltas en brumas e hilos de agua corren, como lágrimas, sobre las piedras ancestales.
En sus tiempos, la flamante ciudad era bien distinta. Los muros eran altos y las torres elevaban por encima de ellos. Todos sus habitantes pensaban que aquello seguiría así por toda la eternidad. Donde ahora hay un tupido seto de zarzas marchitas que se asoman entre las piedras desmoronadas, antes había in jardín lleno de flores donde se sentaban las damas ataviadas con vestidos de color amarillo pálido mientras los jóvenes les cantaban desde el otro lado del muro. Las voces de los hombres eran muy dulces y las damas arrojaban rosas rojas por encima de la pared. Al final de lo que antes era una avenida había una plaza embaldosasa n mámol donde los viejos se encntraban para hablar de guerras pasadas y de sus antiguos camaradas. Más allá había una casa con una terraza donde la mismísima hechicera Polgara, que vivió varios años en la ciudad, se reunía con sus amios por las noches a mirar la salida de las estrella, mientras un niño del traía fruta fresca y los ruiseñores cantaban como si se les partiera el alma. Entonces llegaron los asturios, destruyendo algo que llevó siglos construir.
Una de las torres es el único edificio que aún se conserva. La sala inferior se había construido con piedras tan pesadas que ni el paso de los siglos ni las silenciosas y profundas raíces de los árboles habían sido capaces de moverlas de su sitio. Arcos enomes y bajos sostienen l techo de piedra y dan a la habitación un aspecto de cueva. A un extremo de la sala, frente a la estrecha abertura de la puerta, un gran agujero nre las piedras desmoronadas sirven como inporvisada chimenea. | |
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